lunes, 27 de abril de 2015

BLITZ. LA VIDA EN UN RELÁMPAGO.




¿Cuánto dura un relámpago? Un instante inesperado,  el tiempo suficiente para destruirte e iluminar la vida.
 Beto, un arquitecto paisajista en el final de su juventud y con una carrera que languidece antes de haber despegado, asiste en Múnich a un congreso sobre jardines. Después de presentar su proyecto,  recibe por error en su teléfono móvil un mensaje  que, como un relámpago,  destruye su relación amorosa, el único hilo que lo mantenía sujeto a su realidad a punto del naufragio. Como un niño que de un manotazo hace volar las fichas del tablero de juego cuando está a punto de perder, decide malgastar las malas cartas que le quedan para fracasar mejor. Con los bolsillos y el alma vacíos, sin conocer el idioma para moverse en la nueva situación, vaga por la ciudad extraña y hostil, de donde lo recoge Helga, la traductora del congreso, una mujer en los prolegómenos de la vejez que, como una madre, le procura los primeros auxilios.


  

La novela  cuenta los tiempos de  la pérdida, el duelo y la superación. Y, como el tiempo es una convención social y a la vez un sentimiento arbitrario, el instante del relámpago ocupa casi toda la novela mientras que el resto del año que necesita el personaje para mudar de piel e identidad, solo unas pocas páginas. Escrita en primera persona y en tiempo pasado como una especie de dietario de mirada irónica y a veces distanciada, pero también minuciosa y descarnada en las principales escenas, la novela aborda temas que cualquier ser humano se plantea en esos espacios fronterizos en que el tiempo nos va colocando: la soledad, la pérdida, los estragos de la edad, el sentido de la existencia. Beto no ve el futuro y  Helga ya perdió de vista el pasado. El relámpago los une en el presente, en un encuentro inapropiado pero iluminador. Los personajes se miran en el espejo del otro para ganar la perspectiva que les falta y comparten el instante y los cuerpos, lo único que existe, saltándose las reglas. Con esto y  la conversación y la compañía, la experiencia de Helga, la comicidad de Beto, los gestos y la piel, atraviesan  la tormenta: el dolor y  la vergüenza que sucede al relámpago.
El paisaje narrativo por el que camina la historia se ilumina de cuando en cuando con reflexiones certeras como pequeños relámpagos y el escritor jalona el camino   con una serie de motivos recurrentes. Los jardines como "un pacto entre el territorio y sus pobladores" . Los relojes de arena con su posibilidad de ofrecer "un tiempo  de abstracción" o la arena que cae y "te corta por dentro como un cuchillo". La figura del mimo, un ser sin palabras que nos hace reír y nos avergüenza. Estos elementos se van repitiendo a lo largo de la novela hasta el final, como en el estribillo de una canción un poco triste y un poco amable que hablara de la vida en los tiempos que corren, como en una película tragicómica de las  de Trueba.

Inmaculada Reina
Punto y Seguido

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