martes, 5 de julio de 2016

MUJERES QUE VIGILAN LA NOCHE (y II)

―En la segunda página de La cosecha, Hempel ya aborda la narración metaliteraria "Pero no llegaré a esa parte hasta dentro de un par de párrafos", dice. Y así sigue hasta la mitad del texto en la que da un giro más a la llave en la cerradura: "Cuando cuento la verdad omito muchos detalles. Me pasa lo mismo cuando escribo una historia. Voy a empezar a contar lo que omití de La cosecha, y quizá empieces a preguntarte por qué tuve que omitirlo". Se dirige directamente al lector y lo implica y le vuelve a contar la historia como se supone que sucedió en realidad, y ahora la creemos de nuevo, porque es ella la que juega con el punto de vista a su antojo. En total nos ha engañado dos veces, no está mal para un relato que trata sobre las apariencias y por lo tanto sobre las mentiras. En este también hay una ventana aunque no se nombre, desde la que la protagonista divisa el lugar del accidente.

―El tema de las ventanas es una constante en todas. Creo que tiene que ver con la mirada, con el acto de mirar, de asomarse al exterior, más que con el objeto en sí. En el relato de Mariana Enríquez no hay ventanas pero sí un espejo donde Marcela se mira mientras se corta la mejilla con una guillete. la narradora protagonista está a su lado pero la mira "sólo" asombrada como si no estuviera allí. Al final cuando le pide que le diga qué es lo "él" le obliga a hacer , Marcela desvía los ojos hacia la ventana y observa como "las cortinas se habían movido apenas". Por su parte en Los gemelos se dice: "no puede saber el transeúnte que tras las cortinas de las ventanas lo observan unos ojos duros y precisos... y que hasta las flores cambian de color cuando la observan pupilas de otros mundos, como si fueran presa de la locura", para mí el/la narradora está detrás de esas cortinas y de alguna forma considera a los gemelos como transeúntes, como pupilas de otro mundo. Hempel en La cosecha iba al lugar donde podía observarlo todo cuando tuvo el accidente. Carol Oates en Distancia juega todo el rato con la idea del suicidio solo con la acotación de la primera frase "¿Señora? las ventanas no se pueden abrir, lo siento." Fernández Cubas en La nueva vida también mira por la ventana del hotel en sus primeros párrafos y todo lo que ve le parece un escenario irreal, "una película muda de alto presupuesto", incluso observa que uno de los figurantes cruza la calle varias veces. al final se mira en el espejo y ve su propio escenario real. En Nada de todo esto Schweling presenta a la propietaria de la casa observando "tras las cortinas de los ventanales" cómo las protagonistas le destrozan el jardín y al final será una de las protagonistas la que tratará de distraerla para que no vea por la ventana del salón lo que está ocurriendo en el patio.

En Punto de Vista aparece una ventana, justo en el último párrafo, justo en la primera frase en que por fin creemos escuchar la voz sincera: "Me apoyo en la repisa fría de la ventana y le observo".

―Dos cosas más: en el relato de Lucía Berlín aparece una Shirley, en el de Hempel, un Jackson. Esto es una tontería, pero es curioso el azar...y en el relato La cosecha, hay una frase que le escuché casi literal a Lobo Antúnes en aquella conferencia, a ver si te acuerdas, cuando decía, hablando creo que de Chejov (¿o era de otro escritor?) que le leyó una frase que le impresionó mucho y que quería poder escribir así...pues te copio la de Hempel: "...supe que había dolor en la habitación...solo que no sabía de quién era ese dolor". Lobo describía una escena de una mujer mayor y su hijo, creo...Es curioso porque nada más empezar el relato habla de Chejov (aunque a lo mejor no era de Chejov, tengo que comprobarlo).
No, no era en La cosecha, era en Punto de vista.

―En cuanto a las ventanas , tienes razón. Se me ocurre que también tiene que ver, por contraste, con el interior de los personajes y los narradores. La ventana también es una frontera, un límite de lo personal y de lo social. En Las vacas : "abrimos la cortina temprano y ya están ahí ". En este relato la ventana también es un marco para las descripciones tan ¿geométricas ?de la narradora...que convierte cada descripción o escena en un cuadro, se me ocurre que la mayoría de las veces abstracto.

Dejando  un poco las ventanas, estoy con Las vacas y La noche en que todos tuvimos gripe. Pueden ser un tándem. Ambos relatos son un juego literario. Ambos plantean un enigma, La noche... un enigma literal, confesado por la autora...Las vacas otro enigma más impreciso. De algún modo ambos esconden un enigma filosófico...o metafísico (si esto no es una exageración, que tal vez). Ambas historias son de algún modo anómalas, chocantes...Incitan a pensar ¿Para qué me están contando esto? ¿Es solo un juego? En ambos relatos hay una descripción minuciosa y acumulativa de un ámbito reducido, de un pequeño universo con pocos personajes pero que se multiplica y crece por la observación continuada y que parece apuntar a un conocimiento universal (de alguna manera, aunque de andar por casa).
En Las vacas el narrador, o la narradora, (me inclino a pensar que la narradora por como habla, por los detalles en los que se fija, o simplemente porque la asimilo a la autora), habla en primera persona del plural (con lo cual de alguna manera nos está colocando a su lado con alguien más que no se precisa) y nos  propone un juego: vamos a mirar esto sin parar, un día detrás del otro, cubriendo todos los ángulos, posibilidades, colores, temperaturas, estaciones del año, horas del día, con días plácidos, con tormentas, con nieve...esto es algo digno de contemplar infinitamente, esto es arte, es indagación psicológica, es filosofía, si miramos esto vamos a saber en qué consiste la vida. No hay historia, solo observación. Y una sucesión de metáforas y comparaciones heterogéneas, desde las más simples a las más complicadas, de manera que el lector no se aburre de mirar las vacas, con lo limitado que pudiera parecer la observación de un animal tan simple. Y luego habla de pájaros y moscas que actúan como las vacas como grupo, aunque constantemente también , la narradora encuentra en los movimientos de las vacas comportamientos asimilables a los humanos, a los individuos. Creo que ahí radica el enigma que plantea.
En cuanto a La noche... seguiré más tarde...no se me duerma el personal...

Las vacas es el relato que más explícitamente trata el paso del tiempo. A través de esos cuadros a los que te referías, los cambios de postura, del paisaje, la aparición de la nieve, de un niño o de un ternero, la narradora nos describe el paso de los días y las estaciones. Al escribir esto me he acordado del comentario de Gene Hackman en La noche se mueve a propósito de Eric Rohmer: "Es como ver crecer la hierba". Los gemelos también habla del paso del tiempo, el tiempo que arrasa y se lo lleva todo por delante y de las ruinas que deja, y La nueva vida del tiempo que no queremos que termine y tratamos inútilmente de retener.

Pienso que el tiempo es importante en todos estos relatos (bueno, en cualquier relato lo es). En Cuna también hay un tiempo detenido, el tiempo de la muerte inesperada  que congela la vida que sigue; lo muestra muy bien esa sucesión de las flores regaladas cada doce de junio que para la protagonista son un recordatorio de otras flores más oscuras de una fecha que no se nombra. Y en Fin de curso, la narradora protagonista recuerda como se recuerdan las cosas que nos marcan, obsesivamente. Todo pasó hacia fin de curso, parece decir, y es que hay un momento subrayado en la historia para el personaje, un momento de pérdida y de descubrimiento, casi de fascinación. Es buenísimo el final de este relato.
En Nada de todo esto, aunque el relato sigue un orden cronológico, lo que se está jugando es un tiempo repetido, en espiral. "¿Qué estamos haciendo?", pregunta la hija aunque sabe muy bien lo que hacen, es lo que siempre hacen por más que parezca imposible de creer hasta para ella que utilicen así una y otra vez el tiempo de su vida.
Y para mi gusto es en La noche que todos tuvimos gripe donde se da un tiempo más trepidante. Mete a cinco personas con gripe y un perro en cuatro habitaciones y ponlos a dormir, agita la coctelera y lo que sale es una noche llena de acción, una casa desordenada y el enigma de unas mantas desaparecidas.

Y te has fijado que nadie habla de sexo, salvo Carol Oates, donde el tema parece la culpa y sí tiene que ver con el sexo. El resto pasa olímpicamente del asunto, ni jóvenes, ni medianas ni viejas, ni europeas o americanas, vivas o muertas, todas lo eluden, Jaeggy, lo trata de refilón, pero como algo antinatural y aburrido, y Fernández Cubas y González en su acepción amorosa, el resto ni lo huelen.

―Estoy casi de acuerdo en lo del sexo. Casi, porque en La cosecha tenemos el asunto en juego, de algún modo. Cuando se habla del físico y la nubilidad, si es o no importante ser atractivo para encontrar pareja...y además, la narradora decide contar en la supuesta versión falsa de la historia que el hombre con el que está la protagonista durante el accidente es un hombre casado para que así el lector encuentre oportuno que ella reciba un mal, como un castigo.

Tengo ciertas dudas que te planteo. Para empezar ¿qué motivación encontrará el lector de las entradas para seguir leyendo? porque: es posible que no conozcan los relatos, o al menos todos los relatos, con lo cual puede que les sea difícil seguir los argumentos sin el sostén de la historia completa de cada uno de ellos; es posible que el formato les resulte extraño y no quieran hacer el esfuerzo de seguir adelante o por el contrario les resulte extraño y por ello deseen seguir adelante para ver en qué queda la cosa. Para seguir ¿qué objetivo vamos a intentar conseguir con las entradas: hacer que los lectores deseen leer los relatos, mostrar lo que puede dar de sí un relato si se lee minuciosamente, etc...(habría mil más...o no mil, pero muchos más). Tengo más dudas, pero ahora no las recuerdo...

―Bueno, no sé qué motivación puede encontrar nadie en leer lo que a alguien se le ocurre sobre algo que no ha leído y que puede que nunca lea. Por ejemplo a mí me gusta leer sobre libros que sé que nunca voy a leer, sobre best seller sin ir más lejos, o sobre libros de Stephen King, una vez leí sobre 22/11/1963 y me gustó tanto que corrí a comprármelo. Cuando ya lo tuve ni siquiera lo empecé, entre otras cosas porque eran como 1000 páginas en letra chica, y se lo regalé a mi hermano. A él le encantó y cada vez que voy a su casa lo busco, lo ojeo y lo devuelvo a la estantería. Lo que quiero decir es que me encantan los cuentos, me encanta hablar de cuentos y de cuentistas y también leer sobre ellos y puede que alguien encuentre interesantes estos comentarios, o divertidos ¿? o puede que le parezcan una mierda, pero bueno, pues así es la cosa.


―Creo que podríamos empezar directamente hablando de los relatos, por ejemplo: ¿Qué te ha parecido La cosecha?

Está bien, aunque no me gusten los relatos metaliterarios en general, este me cae simpático, sobre todo cuando la prota en un momento dado dice que todo lo que acaba de contar es mentira.


Inmaculada Reina
Miguel núñez ballesteros
Punto y Seguido

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